lunes, 18 de septiembre de 2006

Lectura Crítica 2: Presencia y conexiones: Martín Fierro y Borges, por Cristián Basso Benelli

Si bien Borges no dedicó un poemario completo a la figura de Martín Fierro, éste constituyó uno de sus principales temas, tanto en prosa como en verso, como se desarrolla a continuación.
Una revisión de los textos poéticos obliga a considerar aspectos biográficos de Borges que se entrelazan de modo sorprendente con su formación intelectual. Desde la infancia, el autor intenta descifrar enigmáticos mundos en las lecturas aprehendidas en la biblioteca de su abuelo, don Isidoro Acevedo, y ampliada por el conocimiento de la lengua inglesa, heredado de su abuela materna; prueba de ellos es su traducción de El príncipe feliz realizada tan sólo a los nueve años de edad. Este conocimiento se hará incesante y ávido en el transcurrir de su vida, al igual que su admiración por Martín Fierro, cuyas sutilezas de su canto le otorgan un carácter lírico especial desde donde entona su canto y las visiones de aquello que vivió y padeció. Es decir, presenta una conciencia de Hombre que frente a la adversidad y la explotación, en un espacio de infinitud como lo es la llanura, desarrolla la historia de su vida. Tales son las referencias relativas a Fierro en algunos poemas de Borges.
Los poemas escogidos son Poema Conjetural de El otro, el mismo ; Los gauchos y las milongas a Flores y Calandria de Elogio de la Sombra, que, distantes en su escritura y aparición, nos permiten conformar una visión del gauchaje y las implicancias trascendentales de Martín Fierro, como cuando caracteriza a los gauchos en Elogio de la Sombra:

“Aprendieron los caminos de las estrellas, los hábitos del aire y del pájaro, las profecías de las nubes del Sur y de la luna con un cerco” (EDLS, p.99)

Pero es el canto el eje conductor de la enunciación del sujeto que se construye en Martín Fierro. El cantor se presenta a sí mismo, destacando su capacidad de persuadir al auditorio con su decir poético. Se lee en MF:

Yo soy toro en mi rodeo
y torazo en rodeo ajeno;
siempre me tuve por gueno
y si me quieren probar
salgan otros a cantar
y veremos quién es menos

El canto es un medio que, acompañado por la guitarra, expresa con el arte la improvisación, en un lenguaje propio de su naturaleza, el carácter del hombre de la pampa que en el canto alcanza el consuelo a sus penas:

“Aquí me pongo a cantar
al compás de la viguela
que el hombre que lo desvela
una pena estrordinaria
como la ave solitaria
con el cantar se consuela”

(MF: P. 19)

Albarracín destaca que el hecho de desarrollar la primera parte del MF por medio de una inventio, como se aprecia en la estrofa anterior, la invocación a la divinidad, a la usanza clásica de hallazgo de la idea, sitúa al cantor como el conductor de la narración que los oyentes vivifican. Borges, por su parte, en el texto Los gauchos agrega:




“ Fueron pastores de la hacienda brava, firmes en el caballo del desierto que habían domado esa mañana, enlazadores, marcadores, troperos, hombres de la partida policial; alguno, el escuchado, fue el payador”
(EDLS: p. 100)

La voz del payador en MF cobra importancia en la configuración identitaria del gaucho. De este proviene el ritmo de sus versos que, aunque no letrados y fáciles de elaborar, configuran características: gallardo, humano, sensible. Por ejemplo, cuando llora la pérdida de sus hijos y la desaparición de su esposa, sobrepasadas sus fuerzas física y espiritual:

“Aunque muchos creen que el gaucho
tiene un alma de reyuno,
no se encontarrá ninguno
que lo dueblen las penas;
mas no debe aflojar uno”


Explica Borges en La poesía gauchesca que las guerras latinoamericanas que tuvieron lugar en la época de la Independencia, contribuyeron a que el hombre de cultura civil se compenetrara con el gauchaje. De la unión azarosa de estos dos elementos nace la literatura gauchesca.[1]





Un entorno de enfrentamientos, deserción, abandonos, soledad, pleitos, los que se entrecruzan con dos aspectos que para MF son dones recibidos por Dios: el habla y el entendimiento. La palabra configuradota de la identidad, fragmentada por hechos abruptos como el enfrentamiento con el negro. Los mundos se cierran y abren para el personaje: “El diálogo pausado, el mate y el naipe fueron las formas de su tiempo.” Y prosigue “a diferencia de otros campesinos, eran capaces de ironía. Eran sufridos, castos y pobres. La hospitalidad fue su fiesta” En relación a lo anterior, Albarracín señala que “el gaucho representa a Fierro entonando su canto autobiográfico ante los parroquianos de una pulpería, y que la Vuelta lo representa, días después, dando fin a ese canto”.
En cuanto a la muerte, MF oscila entre matar y ser muerto, la defensa de su existencia y la de quienes lo acompañan. La muerte como una constante que en Los gauchos , Borges especifica que “morían y mataban con inocencia”. Nos profundiza el ser del gaucho: “No murieron por esa cosa abstracta, la patria, sino por un patrón casual, una ira o por la invitación de un peligro”, y añade “vivieron su destino como en un sueño, sin saber quiénes eran o qué eran. Tal vez lo mismo nos ocurre a nosotros”
Otro de los rasgos que explora la poesía borgeana en torno a MF son los ritmos poéticos, métricas que se dan incluso en sus milongas como la referida a Manuel Flores:

“Manuel Flores va a morir.
Eso es moneda corriente;
Morir es una costumbre
Que sabe tener la gente”

(Milonga de Manuel Flores)
En el Poema Conjetural, se modela la matriz que da sentido trascendente de permanente aventura vital, en que el sujeto poético construye su identidad; sin embargo, se patentiza una mirada impactante de sí mismo , desde la cual se instala para emitir su discurso hecho carne, es decir, presentado a sí mismo como protagonista abrumado por la acechanza de los peligros y la muerte:

Pisan mis pies la sombra de las lanzasque me buscan. Las befas de mi muerte,los jinetes, las crines, los caballos,se ciernen sobre mí ..

(Poema Conjetural, p. 49 )

A partir de la concepción de que el mundo borgeano racionaliza en su necesidad de hallar respuestas, el sujeto poético se identifica con el acto de cantar, de defender sus convicciones, de la consecuencia entre lo dicho, la forma de lo dicho y la acción como afluentes que posibilita no sólo la expresión, sino que es capaz de enfrentar reflexivamente una respuesta en la unión de los contrarios, aparentemente imposibles de unir, en busca de una salida al laberinto que lo angustia. Lo histórico se entremezcla con lo íntimo, espiritual, alcanzando a ratos fuerzas inquientantes:

Servando Cardoso el nombre
Y no Calandria el apodo;
No lo sabrán olvidar
Los años, que olvidan todo

(Milonga de Calandria, EDLS, p.111)}

O bien:
Yo, que estudié las leyes y los cánones,yo, Francisco Narciso de Laprida,cuya voz declaró la independenciade estas crueles provincias, derrotado,
(Poema Conjetural: p.49)
[1] El pionero en el tema gauchesco fue Bartolomé Hidalgo, barbero que fue caracterizado satíricamente por otros críticos, el autor rescata, no obstante dos características fundamentales de este payador: fue soldado y además escribió con anterioridad a la invención de sus personajes Jacinto Chano y Ramón Contreras, sonetos y odas endecasílabas.
Extracto del estudio "La poética de Borges y Martín Fierro", realizado por C. Basso, Departamento de Literatura, Universidad de Chile. Derechos reservados.

No hay comentarios.: