No le creo a tu pasión
resuelta sobre almohadas
ni a la sangre
que en preguntas bulle.
Ya sé, la piel a los olores se acostumbra
a convertir en miel sudores agridulces.
No le creo a tu cara de ternura,
brisa calcinante sobre arena,
reptil borracho del crepúsculo,
obligado a caminar sin nombre.
No le creo a las rendijas de tus labios;
más fuerte se retorció el aire.
No le creo a tu placer,
cuchillo fiel de filo suave,
roce tras roce, llamándome al secreto
de la fiesta con campanas del deseo.
Solo creo.
De "El amor insecto" (2003)
1 comentario:
Tu poesía es tan mezclada, como construida de piel permeable.
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